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EL DISCO DE LA ABUELA de Juan Carlos Villalba

1)  ¿Qué dice la canción Abu..? - preguntaba yo  No se…mi amor…no se - contestaba emocionada.  ¿Y entonces porque lloras?  Tampoco lo se – decía – y se quedaba mirando a lo lejos, mientras me acariciaba entre melancólica y feliz.  Esta escena se repetía casi todos los domingos en casa de la abuela cada vez que ponía a sonar su disco preferido. Aquella música y esa voz maravillosa que cantaba en un idioma por entonces extraño para mí, me sugería  imágenes surrealistas, una especie de   pájaro inexplicable que cambiaba de formas y colores, según el momento y el tono de la melodía. Pero…              Porque lloraba la abuela..? Porque muchas veces terminamos abrazados y lagrimeando..? Que poder tenia aquella música para conmovernos de esa manera..? Durante muchos años me lo pregunte. 3)   Con el tiempo, convertido en adulto y amante de la música clásica, supe que aquel idioma era el francés, que aquella mujer de voz insuperable era María Callas, que el aria que

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María Rosa Maldonado: poemas de su “Atzavara”

María Rosa Maldonado nació el 4 de febrero de 1944 en Barcelona, España, y reside desde 1949 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la Argentina. Nacionalidad: argentina-española. // por Rolando Revagliatti

noche de las diatomeas: una meditación


I

sílice
en la charca
diminutas mitades cerradas espinescentes

por el azul perfecto del espacio avanza
el humo de los papiros

has estado ahí

migración tras migración
entre los suaves pliegues de lila devorando
esa oscura materia:
tu propio cuerpo cedido a la mutación y el tránsito

vipassana bhavana
vipassana bhavana


lo que ves ahora es la primera noche de los cielos
sus enjambres protistas
noctilucas

girando en torbellino

el hidrógeno de la gran explosión
la nada
abandonada a su luminiscencia

II

hialina oscuridad
en los astrocitos fulgores de berilo

es esto el atman? lo real intangible?
agua para el culto?

(plancton debajo de la lengua)

la postura
- saber sin oscilaciones –
aparece con el desprendimiento

fosa ilíaca derecha:
la resurrección
izquierda:
crecimiento de las diatomeas
cenozoicas cajitas de cristal

su multiplicidad sin límite

manando
en la abisal caída

para el desplazamiento:
nitrógeno de nautilo
- tantos millones de años en el gozo del mundo -

así
hundirse uno buenamente en el océano de eso

III

sumersión dulce - o salada –
el agua es una tisana

donde te meces en suave maceración
un alcohol aromático
desciende por la costa del útero

hipoxia hipoxia anoxia
agua lustral funeral
del amnios a la grieta del deshecho

aquí es donde todo se detiene

en la lejana superficie una pradera de luz
infiltrada de florescencias

manchas de klimt:

cinias amapolas gencianas
malvas lirios
acacias tulipanes

o asterionellas eucampias cymbellas fragilarias
vivos silicios microscópicos vistiendo de lujosa pedrería

tu advenimiento
al reino

qué reino?
a través de la cortina
el sol dibuja flores en el aire del cuarto:

cinias gencianas amapolas


ontario hace pie en el sueño

II el desfiladero de la adivinación

sobre la clara oquedad del mundo arktos finge soñar
su interminable invierno

desde ese borde nos observa la nada

morosa morosa se desliza
como un armiño (rata armenia) por la cripta del lago

hunde sus dedos infalibles
en la garganta del río de los muertos

dice:

para la gran migración

no está previsto ni barquero ni barca

tan sólo un ojo vivo en la boca del lobo

una nube de espuma en el alma del cortex

el frío
clausurando una a una las puertas


y la grieta de la resurrección
con su celda nupcial y

sus reales crisálidas de fuego

III (figura en blanco) la marcha de los lobos


hacemos el camino en enorme silencio bajo
la lisa cúpula
del aire

sobre el indiferente suelo de esta tierra

asediamos nuestros propios perfiles buscando:
el gran deslumbramiento la opacidad y

finalmente la caída -bajamar de los mundos-
pero el deseo no muere (cuando clava el aguijón) como la abeja
sino que se acrecienta posee

la codicia imperiosa del abismo

incoloro e inerte

nos rodea el argón
como una joya azul

como un traje de fiesta en la noche del polo

con sus núcleos de hielo y aguas subterráneas
por donde fluye la luz del caribú

fantasma

del alimento consagrado

que nunca alcanzaremos


la delicada luz de los venenos

la madre:

II

atzavara vara de atzavara
madre de floración reciente que entra por todas las ventanas

con sus muchas cabezas

lo que aparece no viene de esa tierra
donde nunca
hubo planta ni mujer

del tálamo nacen – cerebrales – se enlazan con las regiones
más hondas de la glía
sueño
hambre
sed

íntimamente unida la piamadre
blandamente me abraza


sus flores apoyan la mejilla en el cielo gris azulado de las hojas
allí mismo estolones del sostén

de la reparación

pues lo que cuerpo nace
lleva la oscuridad entrelazada
del carbono
vitriolo de la respiración

- el precipicio que se muestra -

es ella y ella
hablamos

ahora puedo decirle:
cómo voy a vivir cerebral en la asfixia
de tantos años bajo tierra?

me responde:
en este aquí nada es de nadie

yo soy el padre soy
la casa aquella devastada y la otra
y ando suelta en el mundo

Entrevista realizada a través del correo electrónico. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, María Rosa Maldonado y R. R., octubre 2014.

http://www.revagliatti.com.ar


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